Hoy recibimos una gran lección de
vida, y es que Gustavo Rene nuestro hijo mayor nos dio un maravilloso ejemplo
de cómo los valores familiares están por encima de cualquier cosa y que es la
mejor fortaleza que le podemos dar a nuestros hijos.
Les cuento la anécdota, hoy
cuando fui a llevarlos al aeropuerto, después del chequeo habitual, de rezar
que el vuelo saliera a tiempo y de conseguir algún lugar donde sentarnos a
esperar el llamado a embarcar, se acercó un señor respetuosamente; quizás de
unos 42 años vestía de jean y una franela color rosa, se veía un poco humilde
como esos que tú ves en la calle normalmente pidiendo y dijo: “Disculpen, tengo
a mi niño recién hospitalizado enfermo y necesito comprarle estas medicinas y
no tengo dinero, será que me pueden ayudar porque no tengo trabajo ni dinero
para comprárselas” Tal y como la mayoría de los que ahí estábamos, no le dimos
dinero, pues quizás pensamos que era mentira y que porque pedir si es un hombre
que no tiene problemas físicos y que pudiese trabajar en cualquier cosa. El
señor dijo gracias y se fue a seguir su travesía dentro del aeropuerto.
Al rato, vemos que Gustavito
lloraba en silencio, y le preguntamos que le pasaba porque lloraba si ya estaba
a punto de montarse en el avión para ir a Maracaibo, lo que tanto quería, y
para sorpresa nuestra se voltea y nos dice: “Papá es que ese señor tiene a su
hijo enfermo en un hospital y ustedes no le dieron dinero para que comprara las
medicinas”, y les digo en ese momento se nos partió el alma, simplemente sentí
que el mismísimo Papá Dios nos decía a través de nuestro hijo, que nunca debes
juzgar a los demás por cómo se ven o por lo que hacen y que debes ayudar a los
demás sin prejuicios, esos que muchas veces imponemos al momento de ayudar o no
al prójimo.
Gustavito también se sorprendió
porque no entendía como la gente no lo ayudaba, si su hijo estaba enfermo y él
no tenía dinero para comprar las medicinas. En ese momento le explique lo que
pensaba y que si quería ayudarlo lo hiciera y le dijera que esperaba que
encontrara un trabajo y que se mejorará su niño, así lo hizo le dio la mano al
señor y se regresó feliz porque simplemente ayudo a alguien que lo necesitaba
sin importar si había una mentira o no.
Es aquí donde uno como padre se
siente súper recontra orgulloso, pues uno de los valores más importantes que
debemos retomar como sociedad es la solidaridad, esa que es genuina, en donde
no importe quien eres, ni de qué color o condición social eres, mientras
necesitas una ayuda ahí debemos estar y los venezolanos somos así aunque parezca
que se nos haya olvidado.
Gracias hijo por enseñarnos hoy
esta gran lección, te amamos!
Gustavo M.
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